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Ni aranceles a China, ni protección para Europa: la paradoja de la preocupación de Alemania

Aranceles a China, la preocupación de Alemania

Francia es realmente la precursora de los aranceles a los coches eléctricos chinos para beneficiar a su industria. Esto provoca un serio problema para Alemania, cuyos fabricantes venden más del 30% de su producción en China.

Hace un par de semanas la Unión Europea aprobó el aumento de los aranceles a China, tras una investigación de la Comisión Europea sobre los coches eléctricos chinos. La medida entrará en vigor a principios de julio con carácter provisional y será definitiva en noviembre, si no hay un acuerdo entre la UE y China.

El pasado 12 de junio, la Comisión anunció la primera decisión provisional, con aranceles ‘a la carta’: un 17,4% a BYD, un 20% a Geely y un 38,1% a SAIC (propietaria de MG). 

Al mismo tiempo, a otros productores de vehículos eléctricos en China que cooperaron en la investigación, pero no han sido objeto de muestreo individual, se les aplicará un 21%, mientras que a aquellos que no cooperaron se les impondrá un 38,1%

Recordemos que estos aranceles se suman al 10% que ya se aplica a los productos chinos. La consecuencia obvia de esta decisión será el aumento de los precios de los vehículos eléctricos fabricados en China. 

Los fabricantes europeos no están de acuerdo con los aranceles impuestos por Europa a los fabricantes chinos

La guerra entre Francia y Alemania

Renault 5

Pero esta guerra arancelaria esconde otra guerra en el seno de la Unión Europea entre las dos principales potencias, Francia y Alemania. Ambos países, enemigos históricos y enfrentados en varias guerras a lo largo de la historia, han mantenido una fuerte rivalidad por liderar la comunidad europea desde su creación, después de la Segunda Guerra Mundial.

El mayor peso de ese liderazgo lo ha tenido Alemania en las últimas décadas, pero ahora lo está perdiendo, en favor de Francia. De hecho, el peso político del país teutón en la UE es cada vez menor, como demuestra el hecho de que el canciller Olaf Scholz intentara evitar los aranceles a los coches eléctricos chinos durante la pasada cumbre del G7, sin éxito.

Francia es la gran precursora de los aranceles a los coches eléctricos chinos. Según el diario alemán Wirtschafts Woche, "a Macron se le considera el precursor de los aranceles a los coches eléctricos fabricados en China, la industria automotriz francesa no tiene nada que perder con China, pero los fabricantes alemanes venden más del 30% de su producción".

Esto casa con la actitud que han mantenido siempre Francia en relación con el coche eléctrico, por ejemplo, durante la discusión sobre la prohibición de los motores de combustión a partir de 2035. Recordemos que Alemania alzó la voz para permitir los combustibles sintéticos, mientras Francia estaba en contra y lo apostaba todo a la electrificación.

Una actitud que se entiende si vemos los esfuerzos de las marcas francesas, principalmente, Renault, por electrificar su gama de vehículos. Recordemos que el estado francés es el mayor accionista de la marca del rombo (15%) y ha invertido mucho dinero para garantizar la viabilidad de la compañía

Aranceles a China, un problema para Alemania

Aranceles a China, la preocupación de Alemania

Así que a Francia le interesa subir los aranceles a los coches eléctricos chinos para proteger a sus fabricantes. Las casualidades no existen y la medida de la Unión Europea llega mes y medio después de la visita del presidente de China, Xi Jinping, a Francia, donde se reunió con Emmanuel Macron.

Y se produce también después de las elecciones europeas, en las que han ganado las fuerzas conservadoras del centro-derecha, pero también se ha producido un auge importante de partidos populistas de derecha. En Francia, el partido de Macron fue claramente superado por Agrupación Nacional, de Marine Le Pen.

Ahora, Alemania tiene un problema. Según afirma Andreas Rade, presidente de la Asociación de la Industria del Automóvil de Alemania (VDA, por sus siglas en alemán), “Alemania es el segundo mayor fabricante de vehículos eléctricos del mundo, después de China".

“Contamos con la Comisión y China para encontrar una solución a través del diálogo. No debemos entrar en una carrera para superarnos unos a otros, lo que afectará a mercados completamente diferentes", añade.

Y advierte: "Esto causaría un daño enorme al espacio económico europeo, que tiene fuertes exportaciones. No se trata sólo de la industria automotriz”. Alemania intenta ahora que la UE elimine los aranceles a coches de combustión fabricados en China, actualmente del 10%, para que China no tome represalias.

La esperanza: un acuerdo entre Bruselas y Pekín

Aranceles a China, la preocupación de Alemania

El gobierno alemán está trabajando para que Bruselas y Pekín lleguen a un acuerdo. Está previsto que los nuevos aranceles a los coches eléctricos chinos entren en vigor el 4 de julio y, de forma permanente, en noviembre, si nadie lo remedia. Por tanto, el reloj corre en contra de los alemanes.

Actualmente, China impone unos aranceles del 15% a los automóviles de fabricantes europeos. Una solución podría pasar porque China rebajara esa imposición al 10%. Esa es, al menos, la esperanza de Alemania, aunque este enfoque es opuesto a la idea de Bruselas.

La industria automovilística alemana también apuesta por esta opción. Rade exige que la nueva Comisión de la UE haga de una mayor competitividad su principal prioridad: “Si al inicio de la nueva legislatura se inicia un conflicto aduanero con China, ciertamente no es un buen comienzo para una Comisión que quiere reforzar su posición”.

La propuesta de China

Aranceles a China, la preocupación de Alemania

La semana pasada, el ministro de economía alemán, Robert Habeck (de los Verdes), viajó a China para tratar el asunto de los aranceles. Habeck define al gigante asiático como un “socio indispensable para los desafíos globales como la lucha contra el cambio climático”.  

Además, destacó la gran importancia de China “como lugar de producción, centro de innovación y como mercado de compras y ventas. Por eso es importante que mantengamos el diálogo y hablemos también de condiciones competitivas justas y equitativas”.

Se entienden las palabras del ministro de economía alemán, ya que las marcas alemanas tienen una importante presencia en China. De hecho, Volkswagen fue el primer fabricante occidental al que se permitió fabricar coches en el país asiático en los años ochenta. Y la mayoría de los coches eléctricos alemanes utilizan componentes chinos.

Prueba del Volkswagen ID.3 Pro S

Actualmente, Volkswagen genera alrededor del 40% de sus ventas totales en China, mientras que la cifra de BMW y Mercedes se sitúa en el 35%. Por tanto, Alemania se está jugando mucho.

Parece que la reunión de Habeck con diferentes autoridades chinas ha tenido éxito, porque China ya ha movido ficha con un movimiento que podría ser beneficioso para ambas partes, lo que se conoce como un win-win.

El gobierno chino ha propuesto reducir sus aranceles a los vehículos europeos de lujo y alta cilindrada, a cambio de que el gobierno alemán medie en Europa para hacer lo mismo con los aranceles a los coches eléctricos chinos.

El efecto boomerang 

Aranceles a China, la preocupación de Alemania

En realidad, la preocupación de fondo en el gobierno alemán es que los aranceles a China pueden tener un efecto boomerang y castigar, aún más, a su industria del automovil y, en general, a su maltrecha economía, que está pasando de ser la locomotora de Europa a un simple vagón.

Y esto se explica porque las sanciones impuestas a Rusia desde el inicio de la guerra con Ucrania no han surtido el efecto, en teoría, buscado. Es decir, no han perjudicado a Rusia, sino todo lo contrario. 

Según el Fondo Monetario Internacional, Rusia registrará un crecimiento del 3,2% este año, una cifra mayor a la de cualquier economía avanzada del mundo. Sin embargo, las sanciones sí están haciendo daño a las economías de los países miembros de la UE, especialmente, a Alemania, que dependía mucho del gas y el petróleo rusos.

Ese gas y petróleo los compraba a un precio muy ventajoso, pero, desde las sanciones, Alemania tiene que adquirirlo en otros mercados a un precio mayor. Según las previsiones del Instituto alemán IFO de investigación económica, el PIB alemán crecerá sólo un 0,2%, cifra que comparte el gobierno.

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