Test 100.000 km Alfa Romeo Stelvio: el amor incondicional a Italia

Con los coches pasa lo mismo que con el amor. Al principio no ves ningún defecto, estás cegado; luego perdonas, y al final, en algún momento, no pasas ni una. Quizá sea un poco exagerado, pero, lo creas o no, nosotros no nos enamoramos de este Alfa Romeo Stelvio aquel 16 de noviembre de 2021 cuando fuimos a recogerlo. 

En realidad, ya estábamos enamorados de él en 2017, cuando salió al mercado. Pero aquel martes de noviembre, en Milán, no pudimos más que volver a declararle nuestra devoción a un Alfa Romeo Stelvio 2.2 diésel, versión Veloce, envuelto en un bonito color azul y con cuero Veloce Marrone en los asientos. 

En total, 69.350 euros de SUV italiano, que es el precio de la versión diésel con 210 CV y cambio automático de ocho velocidades si le sumas sistema de navegación, sonido premium y todos los asistentes disponibles en la marca. ¿Enamorarse, perdonar o criticar? No desvelaremos tan pronto el final de esta historia. 

Nos quedamos, por el momento, con un sistema multimedia que parece como si Alfa Romeo hubiera tomado a BMW como referencia y hubiese copiado su mando giratorio iDrive. Sí, también lo encontramos en este Stelvio de hace siete años y debes utilizarlo porque, por desgracia, el control por voz te volverá loco: ya no está actualizado, es demasiado lento y no siempre acierta. 

Nuestro probador de neumáticos y experto en dinámica de conducción, Henning Klipp, pensó lo mismo y en Alfa lo ven de la misma manera: el año pasado hubo un nuevo sistema de infoentretenimiento para el Stelvio y el Giulia, y mucho ha mejorado desde entonces. 

Pero nuestro colega Klipp tuvo un problema completamente diferente en su primera toma de contacto con el coche: “para limpiar el parabrisas brevemente, por lo general, sólo hay que pulsar la palanca derecha de la columna de dirección hacia abajo. Pero si lo haces en el Stelvio, es el limpiaparabrisas trasero el que se activa y sólo se apaga cuando lo vuelves a pulsar". 

Presumiblemente, esta confusión fue también la razón por la que el pequeño limpiaparabrisas trasero se quedó dañado después de la primera visita al túnel de lavado. Por supuesto, no vamos a penalizar al Alfa en forma de puntos por esto. Fue nuestra culpa, así que sigamos hablando de amore. 

Para ser honestos, nos enamorábamos de este Alfa después de cada viaje: asientos firmes y bien mullidos, ajustables eléctricamente, revestidos con el cuero más fino y que, incluso, después de más de 100.000 kilómetros (y 80 posaderas distintas) seguían luciendo tan frescos como el primer día. 

Por otra parte, los materiales de este Stelvio han rendido por encima de los esperado, algo que el ingeniero de DEKRA, Marcus Constantin, también confirmó durante el desmontaje: “Los plásticos apenas muestran desgaste, especialmente as levas del volante de aluminio macizo, que causan una gran impresión en términos de calidad”. 

¿Genial? Bueno, si hablamos de las levas, muchos en la redacción las ven de otra manera y escriben así en el cuaderno de viaje: “molestas levas del cambio”; o bien: “las levas del cambio son absurdamente grandes”. Y en otra página del cuaderno: “las levas de cambio incordian a la hora de conducir”. 

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Test 100.000 km Alfa Romeo Stelvio (4 imágenes)

Y nos preguntamos: ¿esas cosas a izquierda y derecha del volante tienen que ser igual de grandes que un par de porciones de pizza? No obstante, cuando los compañeros a los que les gusta conducir rápido se sentaron al volante y las utilizaron para dar accionar el fantástico cambio automático de ocho velocidades desarrollado por ZF, quedaron encantados con ellas.

Es una pena que este cambio, en combinación con el motor diésel, no luzca tanto, tal y como señaló nuestro experto en tracción total Rolf Klein. De hecho, a muchos les resultaba imposible ignorar el ruido del bloque de cuatro cilindros. También hubo críticas al consumo de combustible: “casi 11 litros a ritmo rápido; el depósito debería ser un poco más grande”. 

Está claro que nuestros compañeros conduces con prisa, porque repostamos 7.904 litros de gasóleo a lo largo de los 101.243 kilómetros, lo que arroja una media de 7,8 litros. Pero en el viaje de Italia a Hamburgo el consumo medio fue de menos de 7,0 litros. 

A lo largo de la prueba no solo repostamos gasóleo, también tuvimos que añadir 284 litros de AdBlue o, lo que es lo mismo: 2,84 litros cada 1.000 kilómetros, que es una barbaridad. Preguntamos a la marca y su respuesta fue que se debía a nuestro estilo de conducción: recorrimos los 100.000 km más deprisa que la mayoría de conductores. 

Pero bueno, también toca alabar a este Stelvio. De hecho, muchos siempre estuvimos encantados con su calidad y buen comportamiento en carretera. Era un serio candidato a puntuar muy alto, pero entonces llegó el desmontaje y aparecieron los inoportunos fallos. ¿El principal? La corrosión. 

DEKRA confirmó óxido en los dos largueros, en algunas uniones atornilladas y encontró humedad en otras zonas. Eso sí, según Alfa, “la oxidación localizada no influye en la funcionalidad de los componentes”.

Sin embargo, no es agradable cuando, incluso, las cabezas de los tornillos de los frenos muestran corrosión. En el cigüeñal, encontramos mar cas de desgaste en la carcasa superior e inferior de algunos cojinetes y Alfa Romeo dice al respecto que “el desgaste medido es bajo y que está dentro de lo esperado”. 

La carbonilla en las válvulas de admisión tampoco es un problema para la marca italiana: “se debe a la válvula EGR de alta presión y no cabe esperar daños en las piezas móviles”. 

En términos de calidad a largo plazo, el Stelvio ha recibido ocho puntos negativos, por lo que no ha podido obtener la máxima puntuación. ¡Uff! ¿Aún sigues enamorado? ¿Podrías perdonarle estos fallos? ¿O no le vas a pasar ni una?

Nuestra opinión: 9/10

¡Sin averías, ni visitas programadas al taller! Si no hubiera sido por algunas sorpresas en el desmontaje este SUV italiano se habría colado entre los cinco primeros. Pero apareció óxido en los pilares, en los bajos y en las uniones atornilladas... Alfa necesita mejorar esos detalles.