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El gesto que muchos conductores hacen al volante y que hace enfadar a la Guardia Civil

Guardia Civil de Tráfico

Tanto la DGT como el ministro Grande-Marlaska han puesto el foco en los conductores que avisan a otros usuarios de la presencia de un control en la carretera. Además, se perseguirá a los administradores y usuarios de grupos en redes sociales que se dedique a esta práctica.

La carretera no es la jungla, pero tampoco una hermandad. Se trata de un espacio de convivencia en el que todos los conductores debemos respetar unas normas de tráfico diseñadas para que la circulación sea fluida y segura. 

Esto no significa que todos seamos adversarios cuando nos ponemos al volante de un vehículo, pero sí que el Reglamento General de Circulación está pensado para que castigue a quien infringe las normas. Y esto es especialmente importante cuando el infractor es alguien que puede poner en riesgo al resto de usuarios de la carretera.

Por eso, un gesto que muchos conductores realizan al volante ha hecho enfadar a la Guardia Civil. Se trata de algo que se lleva haciendo demasiados años, especialmente desde que los controles de tráfico rutinarios se volvieron algo habitual en las carreteras españolas.

El foco esta sobre los conductores que avisen a otros usuarios de la presencia de un control

Es común, a pesar de ser motivo de denuncia, que los conductores avisen de la presencia de un control a otros usuarios que circulan por el carril contrario accionando las ráfagas de los faros de su coche. Con la proliferación de las redes sociales, este gesto al volante ha pasado a estar presente también en grupos destinados a avisar de la existencia de controles de tráfico.

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El efecto inmediato de la difusión de la presencia de controles en las carreteras provoca que la eficacia de estos controles disminuya, lo que evita que, en muchos casos, como, por ejemplo, conductores que circulan bajo los efectos del alcohol o las drogas, eviten ser cazados, con el consiguiente riesgo de que acaben sufriendo un accidente de tráfico.

Una medida que ha puesto en práctica la Dirección General de Tráfico (DGT) para evitar que los controles sean localizados es hacerlos ambulantes. Esto significa que los controles no pasan más de 10 minutos en un mismo punto, trasladándose los agentes a otras ubicaciones de manera constante con el añadido extra de trabajo que esto implica.

Además, la normativa actual multa a conductores que alerten a otros usuarios de la presencia de un control mediante el uso de las ráfagas con entre 100 y 200 euros, además de la apertura de un procedimiento penal castigado con multas de entre 600 y 30.000 euros.

El ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska fue más allá cuando pidió que se acabara con este tipo de gestos al volante o a través de grupos en redes sociales. De no poner fina a esta práctica de forma voluntaria, Marlaska expuso su intención de castigar tanto a los administradores de estos grupos como a sus usuarios mediante el mismo sistema que se emplea en Francia.

El país al otro lado de los Pirineos obliga a las operadoras telefónicas a bloquear los mensajes que hagan referencia a las ubicaciones de controles de tráfico en aquellas zonas que son indicadas por las autoridades. De este modo, se evita que, mediante el uso del teléfono móvil, se alerte de la presencia de un control de alcoholemia, de velocidad o de documentación.

La Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) también ha mostrado su descontento con este tipo de prácticas en la carretera a través de sus redes sociales, después de que hace unos días los avisos de un conductor provocaran una persecución para dar caza a un presunto asesino que arremetió contra un control policial.

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Etiquetas: Guardia Civil, DGT