EEUU y Europa, dos maneras muy diferentes de competir contra los coches chinos
Los coches chinos han irrumpido tanto en Europa como en Estados Unidos, y cada uno de estos agentes ha adoptado diferentes medidas para frenar el monopolio chino.
Si echamos la vista atrás, los coches chinos eran vistos como las copias de los coches europeos y estadounidenses, así como muchas personas ponían en duda su calidad. Al parecer, este pensamiento ha quedado rezagado.
En la actualidad, la mayoría de las personas relacionan los coches chinos con tecnología, electromovilidad y, sobre todo, precios asequibles. De hecho, son tan baratos que, como seguramente habrás escuchado, ahora son el rival acérrimo de Europa y Estados Unidos.
La realidad es que estos coches chinos están llegando a Europa, de tal manera que se ofertan a precios realmente baratos (por debajo de los 20.000 euros), en comparación con el resto de fabricantes europeos, cuyos coches eléctricos superan la barrera de los 40.000 euros.
Esto mismo obliga a las marcas del Viejo Continente a cambiar sus gamas, y a ofrecer grandes descuentos y, como hizo Tesla, a tirar sus precios por la borda. Esto es lo que se conoce como la famosa guerra de precios o, en otras palabras, dumping.
El monopolio de los coches chinos
El Gobierno chino lleva años apoyando la producción a nivel nacional de los coches eléctricos y de las baterías. Hace una década esto se veía como una decisión completamente arriesgada, que no daría sus frutos. Pero sólo hay que ver la situación actual para darnos cuenta de que fue una apuesta segura.
China apostó por sí misma y, por ende, por la producción automovilística local. Y ahora ha aprovechado la situación de los mercados extranjeros para recaer sobre ellos con precios mucho más baratos y con tecnología innovadora.
Sólo hay que atender a las cifras que estos coches chinos cosecharon el pasado 2023. En China se matricularon un total de 27 millones de coches, frente a Europa (9,25 millones), y a Estados Unidos (13,75 millones). Nada mal, ¿verdad?
Mientras que China sigue avanzando en sus planes de exportación, tanto EEUU como Europa buscan dejar de apostar por los vehículos más contaminantes, es decir, los de combustión, y apoyar la producción de coches eléctricos y baterías a nivel nacional con el fin de acabar con la dependencia de recursos chinos.
Sin embargo, Europa y Estados Unidos no son un pack, es decir, cada uno está afrontando de forma distinta la irrupción de los coches chinos en sus mercados. Y ya te lo adelantamos… Sus estrategias son completamente diferentes.
La lucha de Europa y Estados Unidos por frenar el monopolio chino
Europa ante los coches chinos
Para poder entender la apuesta de Europa, debemos partir de tres situaciones a las que se enfrenta el Viejo Continente: la primera es que se ha establecido que no se podrán vender coches nuevos con motor de combustión a partir de 2035.
La segunda es que los aranceles a los vehículos importados son mucho más bajos que en EEUU (del 10%). Y, finalmente, que las ayudas que se imparten a nivel nacional a la compra de coches eléctricos no distinguen la procedencia del vehículo, es decir, da igual si es alemán o si es chino.
Esta última afirmación se enmarca en el conocido Plan MOVES III de España, el cual ofrece hasta 7.000 euros de descuento para la compra de un coche eléctrico, así como para la instalación de las infraestructuras de recarga de los VE.
En este sentido y tal y como decimos, el Plan MOVES III aplicaría el descuento a todos los coches eléctricos, independientemente de si está fabricado en China o en Alemania. En otras palabras, estamos ayudando de forma directa e indirecta a la importación masiva de estos coches.
Otro de los problemas de Europa es que, por mucho que queramos avanzar hacia la descarbonización del transporte, bien sea público o privado, lo cierto es que tenemos pocas plantas de producción de baterías propias. Y, en este sentido, no nos queda otra que importar los materiales y recursos de China.
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Estados Unidos ante los coches chinos
En el lado opuesto tenemos a Estados Unidos, quien presenta una situación completamente diferente a la del Viejo Continente. El proteccionismo en Estados Unidos es uno de sus fuertes y, por ende, el que está poniendo las cosas difíciles a los grupos automovilísticos chinos.
En concreto, los aranceles en Norteamérica rondan el 25%. Es decir, en Estados Unidos una marca china es tres veces más cara que en Europa. Y, por otro lado, está la Ley IRA, la cual discrimina a todos los fabricantes cuya producción no sea a nivel local.
Es por esto mismo por lo que el plan de las marcas chinas es conseguir instalarse en suelo americano para producir de forma “local” y así poder optar por los beneficios o, mejor dicho, para librarse de las imposiciones estadounidenses.
A esto hay que sumarle la reciente noticia que anunciaba Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, el pasado 14 de mayo. Y es que dijo que impondría un arancel del 100% a los coches eléctricos chinos.
En este sentido, los aranceles aumentan de ese 25% mencionado al 100% en el caso de los VE, así como del 7,5 al 25% en lo que se refiere a las baterías de litio, del 0 al 25% en los minerales necesarios para la fabricación de componentes, del 25 al 50% en células solares, y del 25 al 50% en el caso de los semiconductores, tal y como informa Xataka.
Asimismo, desde la presidencia de los EEUU, se ha querido dejar claro que la imposición de tales aranceles “no tendrán ningún impacto inflacionista” sobre el país, al no ser “transversales” a la economía.
Etiquetas: Unión Europea, China, Coches chinos, Estados Unidos
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