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Los mejores motores italianos de cuatro cilindros: historia y potencia

Cinco mejores motores de cuatro cilindros marcas italianas historia

Hacemos un repaso a los mejores motores de cuatro cilindros que han fabricado las marcas italianas a lo largo de la historia, tanto de gasolina como diésel. ¿Quitarías o añadirías alguno?

A lo largo de la historia del automóvil, los motores de combustión, ya sean de gasolina o diésel, han tenido diferentes configuraciones, desde pequeños bicilíndricos hasta bloques de 16 cilindros. En este caso, vamos a hacer un repaso, a modo de homenaje, a los cinco mejores motores de cuatro cilindros que han hecho las marcas italianas en la historia.

Existen muchas leyendas urbanas acerca de la poca fiabilidad que tienen los motores italianos (o de algunos), mitos que han contribuido a dotar de una mala reputación las mecánicas italianas. Todos hemos escuchado alguna vez eso de: “ni se te ocurra comprarte un Alfa Romeo”, por ejemplo.

Sin embargo, aquí queremos hacer una enmienda a la totalidad, sin caer tampoco en idealismos. Claro que hay coches italianos que han dado problemas… y alemanes, franceses, ingleses… Nadie está a salvo.

Podríamos escribir varios libros sobre motores italianos, pero nos vamos a centrar en los de cuatro cilindros, porque son los que, tradicionalmente, han ofrecido un gran equilibro entre prestaciones y consumos y, en los últimos tiempos, han evolucionado hasta alcanzar niveles de potencia que nunca habríamos imaginado. 

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Motor FIRE de Fiat

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A mediados de los 80, Fiat desarrolló una familia de motores a la que denominó FIRE (Fully Integrated Robotized Engine). El acrónimo significa Motor Integrado Totalmente Robotizado y quiere decir que estaba fabricado íntegramente por robots, lo que favorecía un ensamblaje más preciso, utilizando alta tecnología y reduciendo el margen de error.

Este era un motor de cuatro cilindros y cuatro tiempos en disposición transversal, de ocho o 16 válvulas, con árboles de leva a la cabeza, encendido electrónico y eje de distribución vertical, unido a una tracción delantera. 

El primer motor FIRE apareció en 1985 en un Autobianchi Y10. Era un bloque de 1.0 litro que desarrollaba 45 CV, misma potencia que su antecesor de 903 cc, pero con mayor par y consumo optimizado. Más adelante, el motor se instaló en el Fiat Uno 45S y en el Lancia Y10. Le siguieron el Panda y una amplia gama del Grupo Fiat.

El motor FIRE de Fiat es uno de los más longevos de la historia, ya que ha estado presente en modelos del grupo hasta hace poco tiempo, en modelos como el Alfa Romeo Giulietta, el Lancia Ypsilon o el Fiat 500, con sucesivas evoluciones.

Motor TD.id de Fiat

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Volvemos a los años 80 para hablar de un motor que, muchas veces, ha caído en el olvido. Cuando se habla de la tecnología turbodiésel, la mayoría piensa rápidamente en un TDI de Audi o Volkswagen. Pero antes hubo otro y era italiano.

En realidad, el primer coche con un motor turbodiésel fue el Mercedes 300 SD de 1978. En 1985, Fiat lanzó al mercado el Croma, la última gran berlina que fabricó la marca de Turín, una alternativa a las alemanas y también a los Alfa Romeo 164, Lancia Thema y Saab 9000.

Inicialmente, la gama de motores estaba compuesta por varias opciones de gasolina y un diésel. Más tarde, llegó el motor de cuatro cilindros revolucionario en la época, denominado TD.id, por turbodiésel inyección directa. 

El Fiat Croma fue el primer coche de producción con un motor turbodiésel que incluía inyección directa. Era un bloque de 1.9 litros sin precámara y, lógicamente, con el gasóleo inyectado directamente en los cilindros. 

Desarrollaba 94 CV y consumía un 20% menos que un motor equivalente sin inyección directa. La única pega de esta mecánica era su ruido elevado, sobre todo, en frío. El famoso ‘tacataca’ de los diésel de antes.

Motor del Lancia Delta S4 Stradale, uno de los mejores motores de cuatro cilindros de marcas italianas

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Subimos de revoluciones y hablamos de uno de los grandes motores de cuatro cilindros que han hecho las marcas italianas en toda su historia, el montado en el Lancia Delta S4 Stradale.

Diseñado por Giorgetto Giugiaro, el Lancia Delta llegó al marcado a finales de los 70. A lo largo de los años recibió numerosas evoluciones en su gama de motores, cada vez más potentes. 

Sin embargo, la joya de la corona fue el Lancia Delta S4 Stradale, una versión especial construida para homologar el coche de rally del Grupo B, según las normas de la FIA en aquella época. 

Aparte de los notables cambios estéticos, del Delta S4 estaba equipado con un motor de cuatro cilindros colocado en posición central trasera, de 1.8 litros con doble sobrealimentación: turbocompresor y compresor volumétrico

La versión de competición superaba los 500 CV, pero en el S4 Stradale de carretera con fines de homologación se redujo la potencia a 250 CV. Aceleraba de 0 a 100 km/h en 6 segundos y se fabricaron 200 unidades.

Alfa Romeo 75 Twin Spark

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No abandonamos la década de los 80 para encontrar otro de los grandes motores de cuatro cilindros de las marcas italianas. En 1985, con motivo de su 75º aniversario, Alfa Romeo lanzó el 75, una nueva berlina deportiva que terminaría siendo conocido como el último verdadero Alfa Romeo, ya que luego entró en el Grupo Fiat.

El Alfa Romeo 75 inició su vida comercial con motores de cuatro cilindros con doble árbol de levas y dos carburadores dobles que, en las versiones de 2.0 litros, entregaban 128 CV. Sin embargo, la marca italiana quería más.

Eran tiempos gloriosos para las berlinas de segmento D y existía una dura rivalidad entre las diferentes marcas europeas. Lo mismo que ocurre ahora, pero con los SUV pequeños y medianos. Eran otros tiempos. 

Para marcar territorio, los italianos lanzaron el Alfa Romeo 75 Twin Spark, una versión con el mismo motor de 2.0 litros atmosférico y dos válvulas por cilindro, pero con 148 CV, gracias a una culata de doble encendido, una inyección electrónica Bosch Motronic ML 4.1 y una distribución con variador de fase. 

Alfa Romeo 75 Turbo Evoluzione

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Y no podíamos terminar esta pieza sin mencionar al gran Alfa Romeo 75 Turbo Evoluzione. Fue una de las muchas versiones que hubo del 75, como hemos visto en el ejemplo anterior, y sin duda una de las más especiales. 

Al igual que el S4 Stradale, Alfa Romeo hizo el 75 Turbo Evoluzione para homologar su coche de competición para el Grupo A, del que tenía que construir 500 unidades

Inicialmente, el motor de la versión de competición no cumplía con el reglamento, porque el factor de multiplicación que asignaba la FIA para motores turbo era de 1.7, sólo permitía usar motores de 1.762 cc sin sobrepasar el límite de 3.0 litros. 

Sin embargo, el Turbo Evoluzione llegaba a los 1.779 cc, así que los ingenieros italianos hicieron varias modificaciones: redujeron el diámetro de los pistones en 0,4 milímetros y pusieron camisas más gruesas. 

Pero, con las modificaciones, el motor rendía la misma potencia que el original, lo cual era un problema para plantar cara a los M3 y Sierra RS Cosworth. Continuaron con más modificaciones, como el ensamblaje y el recorrido del escape, usando tuberías más grandes, hasta que consiguieron mejorar el rendimiento del coche. 

El Alfa Romeo 75 Turbo Evoluzione de producción tenía un motor de cuatro cilindros y 1.8 litros con un turbo Garret que rendía 156 CV, aunque se dice que hubo unidades que superaron los 200 CV en banco de pruebas. 

Hacía el 0 a 100 km/h en 7 segundos y alcanzaba los 210 km/h. No son unos registros espectaculares en nuestros días, pero no estaban nada mal para la época y, sobre todo, más que las prestaciones, lo mejor del Turbo Evoluzione eran las sensaciones al volante.

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Etiquetas: Motores de combustión