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Cadillac WTF, el primer coche con energía nuclear que está 100 años sin repostar

Cadillac WTF

No es la primera vez que se explora la posibilidad.

Viendo su nombre puede parecer que se trata de una de las bromas que las marcas de coches suelen hacer en el día de los inocentes o el April Fools’ (el equivalente anglosajón), pero para nada es así. El Cadillac WTF fue un modelo real, bueno, un prototipo que volvía a la idea explorada (solo en teoría) de alimentar a los coches con energía nuclear.

Se trata de una posibilidad a la que, de cuando en cuando, se le ha dado vueltas. El caso más conocido es el del Ford Nucleon, presentado en 1958 como un modelo a escala de lo que podría ser un automóvil equipado con un reactor nuclear, algo que le otorgaría una autonomía de nada menos que 8.000 km.

 

La idea de Ford se quedó en eso, solo en una idea, pero medio siglo después sería un diseñador independiente sería la que realizaría su propuesta, concretamente en 2009, utilizando el nombre de Cadillac con el WTF.

Dicha sigla es comúnmente conocida por la expresión inglesa ‘What the fuck’, pero en esta ocasión significaba algo muy diferente: World Thorium Fuel.

El torio es una sustancia radioactiva que existe de manera natural y que se encuentra en pequeñas cantidades en las rocas, la tierra y el agua; así que el diseñador, aprovechando el centenario de la marca estadounidense (aunque llegó siete años tarde), imaginó cómo sería utilizarlo de combustible para propulsar un coche.

Dado que se trataba de un ejercicio conceptual, no estuvo restringido a las necesidades propias de un modelo de producción real, lo que le permitió crear un modelo de lo más pintoresco.

Cadillac WTF

Su diseño es el propio de un concept, con formas muy exageradas que, eso sí, cuentan con reminiscencias al lenguaje de diseño propio de la marca por aquel entonces.

Es algo que queda patente sobre todo en el frontal, donde el logotipo de Cadillac presidía una enorme parrilla de forma pentagonal invertida, formada por lamas cromadas horizontales, inspirada claramente en los modelos de la firma de la época. De hecho, entre los listones iban integrados los faros, una propuesta que adelantaba el formato de los pilotos que usa hoy en día el Hyundai Tucson.

A continuación, el puesto de conducción estaba formado por una estilizada cúpula que, ante la ausencia de puertas, suponemos que se abriría de manera completa para dar acceso al interior, de una manera similar a como lo haría años después el Renault Trezor.

El propio cuerpo del vehículo era lo más futurista, con una figura muy estilizada, delgada y minimalista sobre la que destacaban todavía más las grandes ruedas, que además no eran convencionales: cada una estaba formada por seis ruedas muy finas y en su interior contaban con un motor de inducción.

Hemos dejado para el final el quid de la cuestión: en la parte central montaba el reactor nuclear que actuaría como corazón del modelo. Gracias a él y a los resistentes materiales que compondrían en resto de elementos, su creador apuntaba a que tendría una vida útil, utilizándolo a diario, de nada menos que 100 años.

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