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¿Cómo ocurrió el accidente de Gilles Villeneuve?

Gilles Villeneuve Ferrari

José Armando Gómez

Se cumplen 31 años del accidente en el que Gilles Villeneuve perdió la vida. Una fecha en la que siempre hay un hueco para recordar al genio canadiense.

Cada 8 de mayo, los aficionados a la F1 dedican unos instantes a recordar a uno de los mejores pilotos de todos los tiempos: Gilles Villeneuve. Fue en ese mismo día, pero del año 1982, cuando el canadiense perdió la vida en el circuito de Zolder. Gilles Villeneuve era mucho más que un piloto temperamental, era un tipo que devoraba la vida de la misma forma dentro y fuera de los circuitos. Cuentan que volvía a Maranello con los Ferrari de calle que usaba con los neumáticos y los frenos completamente destrozados. Cogía otro nuevo y se marchaba.

Lógicamente, Enzo Ferrari, ya en el ocaso de su larga vida, vivía enamorado de aquel genio y, con él, todos los tifosi. Daba igual que Gilles Villeneuve no ganase (solo logró seis victorias en toda su carrera) porque prodigioso talento iba más allá de la simpre victoria. Verle conducir desllantado o con la suspensión y palieres del 126C casi arrancados merecía la pena en cualquier circunstancia.

Pero que nadie incurra en el error de pensar que Gilles Villeneuve no era más que un loco sin cabeza que afirmaba que la zona donde mayor sensibilidad tenía para detectar adherencia del monoplaza eran las nalgas. Villeneuve fue el piloto más rápido de Ferrari desde que llegó, pero aguantó su papel de secundario para dejar que Scheckter fuese Campeón en 1979. 

Después llegaron dos años duros, los que tardó Ferrari en poner a punto su motor V6 Turbo, una mecánica indomable, con una puesta a punto muy compleja y capaz de perderla en cualquier momento de la carrera con solo acelerar. Villeneuve no se rindió y trabajó duro para sacar adelante aquel proyecto y en 1982 parecía que la Scuderia había encontrado al fin el camino.

Gilles Villeneuve Ferrari

En la cuarta carrera de la temporada, el GP de San Marino, desde el muro se da la orden a los pilotos de bajar el ritmo a mitad de la carrera. Villeneuve era primero y Pironi segundo. Pero el francés aceleró en la última vuelta y le robó la victoria al canadiense. Gilles no le perdonó la ofensa y Enzo no entró en reprimendas entre sus pilotos. Se limitaba a ver a sus gladiadores sobre la arena desde el palco imperial de su propio Coliseo. 

Llegaron a Bélgica, a Zolder y a Gilles no le salían los tiempos. Por mucho que apretaba en clasificación estaba por detrás de su compañero y los neumáticos eran tan blandos que no permitían encadenar vueltas rápidas. Volvía a boxes para un nuevo intento, seguramente enfurecido dentro de su casco. En su camino se encuentró a Jochen Mass conduciendo despacio, también de vuelta al garaje. Mass lo vio venir rápido y se apartó a la derecha para dejarle la trazada libre, Gilles no esperaba este movimiento e intentó adelantarle por el mismo sitio. Chocó contra él y el Ferrari voló a más de 200 km/h. Gilles salió disparado del monoplaza atado a su asiento y cayó a más de 50 metros de los restos del coche, sin casco. Algunos pilotos pararon para ayudar, el médico tardó 35 segundos en llegar al lugar del accidente. Villeneuve tenía pulso pero no respiraba. Fue entubado y trasladado en helicóptero al hospital de la Universidad de St. Raphael. Tenía el cuello roto y los médicos no pudieron mantenerlo vivo más allá de las 9.12 de la noche. 

Gilles no necesitó ser Campeón del Mundo para ser recordado como uno de los mejores pilotos de la historia, posiblemente uno de los que más quiso Enzo Ferrari y, hoy en día, sigue siendo considerado por encima de muchos que si guardan títulos en sus vitrinas.

 

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