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20 años de la muerte de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger

20 años de la muerte de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger
El primer fin de semana de mayo se cumplen 20 años de la muerte de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger, en el GP de San Marino de 1994. Esta es la crónica de una carrera que quizás nunca se debió disputar.

Como todo en la vida, y según me comentaría años después el último compañero de Senna en la F1, Damon Hill, lo que sucedió en aquel GP de San Marino de 1994 "fue un cúmulo de fatalidades". Pero el caso fue que aquel primer fin de semana de mayo, el 'Gran Circo' se manchó de sangre. Y los avisos de que aquella carrera en Ímola podía ser letal llegaron el mismo viernes, en los entrenamientos libres. AUTOBILD.ES reescribe esta triste crónica cuando se cumplen 20 años de la muerte de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger.

Senna Ímola 1994

Senna, cariacontecido como nunca, justo antes de comenzar la carrera que le conduciría a la muerte. Fotos: Sutton Motorsport.

Dicen del brasileño que entraba en éxtasis en cada carrera, y que solo sus convicciones religiosas le hacían abandonar sus miedos y coquetear con los límites de lo humano al pasar por cada curva más rápido que nadie. Ayrton Senna da Silva (Brasil, 21 de marzo de 1960) había asombrado al mundo con su talento al volante cuando, precisamente, los volantes de los f1 eran eso: redondos, sin levas ni apenas botones para el cambio, el DRS o el Kers... y nadie se planteaba levantar el pie del acelerador para ahorrar combustible. Sin embargo, y a pesar de haber logrado ya tres Mundiales (1988, 1990 y 1991), aquel 1 de mayo de 1994 Senna estaba demasiado herido en su orgullo de ganador. Y lo pagó muy caro.

Mal arranque de año

Había llegado su momento. Después de que Nigel Mansell y Alain Prost lo hubieran humillado en 1992 y 1993 con el invencible Williams Renault, Senna se sentaba por fin en el coche a batir (ahora denominado FW16), ya sin la sombra de 'El León' británico -que se había ido a correr la Fórmula Indy del 93- ni 'El Profesor' francés, su archienemigo en los años de McLaren. Prost había vetado por contrato en Williams que Senna pudiera llegar al equipo antes de 1994, y ese año, aun pudiendo seguir allí, se retiró (o "huyó", como dijeron algunos) para siempre de la F1, eso sí, con su cuarta corona mundial en el bolsillo.

Ayrton Senna - Alain Prost - GP Japon - Suzuka - 1989

Senna y Prost, en el GP de Japón, en uno de sus míticos 'encontronazos' de finales de los 80.

Lo que no se esperaba Ayrton fueron las enormes dificultades que iba a tener Brasil y Japón en 1994 para adaptarse a un bólido de habitáculo estrecho y electrónica demasiado poderosa. Pero aún menos que el casi recién llegado de Benetton Ford, un tal Michael Schumacher, a sus 25 años, se empezara a escapar en la clasificación con dos victorias frente a dos abandonos. Había que reaccionar en el GP de San Marino, en Ímola...


Tragedia en tres actos

Someterse a la perspectiva del tiempo transcurrido puede ser bueno para desligarse del mito y de la pasión inmediata que todo lo ciega al valorar la trayectoria profesional de un deportista. Sin embargo, muchos de los que tuvimos el dudoso honor de seguir en directo el llamado Gran Premio de San Marino, aquel fatídico 1 de mayo de 1994, percibimos algo terrible desde los entrenamientos del viernes: el circuito de Ímola (Italia) no estaba en condiciones de acoger una prueba de Fórmula 1, o al menos, de reunir garantías acordes con las características de los monoplazas de aquel año.

Barruchello GP San Marino 1994

Momento en el que Rubens Barrichello vuela en los libres del viernes del GP de San Marino de 1994.

Recién aterrizados los pilotos en el trazado italiano, la jornada de entrenamientos libres propinó el primer aviso: un joven Barrichello voló de lado en la Variante Baja hasta estamparse contra los neumáticos de la valla y volcar su coche hacia delante. Aunque solo se partió un brazo, al propio Senna, su compatriota y mentor, le pareció excesiva la violencia y por la tarde examinó aquella parte de un trazado que se antojaba de pronto obsoleto.

Senna periodistas Ímola 2004

Senna atiende a los periodistas ante la gran confusión generada.

Pero es que los bólidos tampoco podían presumir de tener una seguridad pasiva adecuada a sus propias prestaciones. Y eso se reveló el sábado en la clasificación. El austriaco Roland Ratzenberger (el gran olvidado de esta historia) perdía el control de su Simtek-Ford en la curva Villeneuve y la vida instantes después. Desde 1986, con la muerte de De Angelis, la F1 se había olvidado de ese tipo de fatalidades. Y sin embargo, tras reuniones y diferentes propuestas, se decidió continuar con la carrera del domingo.

Roland Ratzenberger San Marino 1994

Roland Ratzemberger perdió la vida el sábado, durante la clasificación del GP de San Marino 1994.


El 'oráculo' de Senna

De puertas a fuera, parecía que a Ayrton le pudo más el pie derecho que la realidad, pues el brasileño consiguió la pole y mantuvo la primera posición en cuanto se dio la salida. Pero en los boxes, la noticia había sido su cara de preocupación, sus idas y venidas, incluso sus intención expresa de abandonar el GP...

Senna casco Ímola 94

Semáforo en verde (que en aquel entonces sí existía ese color), y cuenta atrás. Senna y Schumacher mantenían las posiciones de cabeza hasta el enésimo percance de esa accidentada prueba, que al poco de comenzar obligó a salir al coche de seguridad: Lehto (Benetton) caló su coche y fue embestido por Pedro Lamy (Lotus-Mugen-Honda).

Safety Car GP San Marino 2014

'Safety car' en pista. Senna, Schumacher, Larini y Hill lideran el grupo. La segunda tragedia del fin de semana está a punto de suceder... 

El coche de seguridad mantuvo las posiciones -Senna y Schumacher copaban las dos primeras- hasta que la carrera se relanzó en la séptima vuelta. Fue entonces, a las 14.17 h, cuando la cámara subjetiva del alemán grabó cómo en la curva Tamburello, a más de 300 km/h, el coche blanquiazul que iba primero desaparecía en línea recta. En el siguiente plano un bólido destrozado rebotaba por el asfalto con un angustioso casco amarillo que –tras dos espasmos reflejos- permanecería inmóvil para siempre.

Lauda, Berger, Senna

Lauda comenta con Gerard Berger y Schumacher la decisión de la FIA de continuar la carrera, pese a todo.

Ese año, Telecinco se estrenaba con los derechos de campeonato, que por primera vez en la Historia no tenía Televisión Española y optó por dar la carrera con música de fondo (como también acostumbró a hacer con el Giro de Italia). Obviamente, no fue culpa de la cadena, pero la imagen de Senna siendo operado en pleno asfalto interrumpida una y otra vez por las cuñas publicitarias del nuevo disco discotequero Locos por el Mix (en las que un chico con cascos se levantaba de un quirófano dando brincos musicales) fue una involuntaria frivolidad que acentuaba lo desagradable de la situación.

Contra todo pronóstico, la carrera fue relanzada a las 14.55 h, con lo que los pilotos volvían a exponerse a un circuito y unos coches totalmente desfasados, que no reunían unas condiciones óptimas de seguridad. Y no fue hasta bajarse del coche cuando los tres primeros -Michael Schumacher, Nicola Larini (Ferrari), Mika Häkkinen (McLaren-Peugeot)- y el resto del mundo conocieron el verdadero final, el fatal desenlace por el que el GP de San Marino del 94 -que quizás nunca debió disputarse- pasaría realmente a la Historia: Ayrton Senna estaba "clínicamente muerto".

Palmarés de Michael Schumacher

Schumacher, hacia una nueva victoria en Ímola, que le conduciría a su primer Mundial de Pilotos, en 1994.

Hasta hoy, 20 años de la muerte de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger, se ha especulado mucho, sobre todo, con las causas del fallecimiento del brasileño: error de pilotaje, piezas de la suspensión que impactaron con el casco y dejaron a Senna inconsciente, misteriosos objetos en el suelo, neumáticos demasiado fríos y poco adherentes después de la entrada tan temprana del safety car... La causa más probable fue la rotura de la columna de dirección, cuyo diámetro se redujo a última hora para que el astro brasileño pilotara más cómodo. De hecho, en las últimas imágenes del coche se puede ver cómo un solitario botón amarillo del rudimentario volante se desplaza misteriosamente hacia abajo instantes antes de la salida de pista.

En 2007, tuve la oportunidad de charlar con Damon Hill –último compañero de equipo de Ayrton Senna en Williams- y preguntarle por aquel fin de semana. "Fue un cúmulo de factores, tanto mecánicos como humanos", dijo sin vacilar. "¿Humanos?", repetí yo con sorpresa, dudando si se refería a la labor de ingeniería de Patrik Head y Adrian Newey o a un supuesto error del propio Senna. "Aparte de un posible fallo en algún elemento, Ayrton estaba completamente obsesionado por ganar". Este tipo de sombras siempre habían perseguido al mito…

Puntos de inflexión

Cuesta pensar que la F1 necesitaba dos accidentes mortales seguidos para buscar un nuevo equilibrio entre las viejas instalaciones (con escapatorias desfasadas o inexistentes), y coches más prestacionales que seguros. Pronto llegaron reformas en circuitos y reglamentos y hasta hoy no ha habido que lamentar una nueva víctima ni allí ni en ningún otro lugar.

Pero hubo otro punto de inflexión que a algunos aficionados nos hizo prometer que no volveríamos a ver un Gran Premio en Imola, como pequeña protesta contra aquella carrera que nunca debió disputarse. Fue ese momento en el que muchos descubrimos de golpe que la F1 se había convertido definitivamente en un negocio, donde el dinero, la publicidad y los intereses comerciales estaban muy por encima del deporte. Y de la vida. 

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